Actualmente la tecnología avanza a pasos agigantados, tal y como predijo Gordon E. Moore a través de la ley que lleva su nombre: la Ley de Moore. Se estableció en el año 1965 y explica cómo el número de transistores en un microprocesador se duplica aproximadamente cada dos años a la par que reduce el tamaño de estos transistores y el coste de fabricación.

Es esta ley la que establece que se llegará un punto que la curva dibujará un crecimiento exponencial, provocando que muchas veces nuestra capacidad para asimilar y adoptar estas tecnologías se convierta en un proceso tedioso, complejo e inalcanzable debida a nuestra capacidad logarítmica de adoptar tecnologías.

Es por ello que pararse a escuchar a quienes llevan años desarrollándolas desde dentro resulta no solo enriquecedor, si no necesario. Ahí es donde aparece nuestro CEO y fundador en Wavext, además de CIO de Alastria (el mayor operador de blockchain en nuestro país y Europa), Julio Merelo. El pasado jueves 29 de mayo acudió a una charla en la plataforma Chainlink en la que junto al divulgador Roberto Sanz tuvieron una charla extensa, abierta y sin filtros desgranando las dos tecnologías que están llamadas a transformar (si es que no lo están haciendo ya) profundamente nuestras sociedades: blockchain y la inteligencia artificial (IA).

Julio Merelo compartió su visión desde la “propia trinchera tecnológica”, la de quien ha visto nacer, crecer y reinventarse a estas herramientas: “Ya no puedo imaginar el desarrollo de una solución sin este binomio: blockchain e inteligencia artificial. Son dos pilares que, combinados, abren puertas que hasta hace poco ni siquiera sabíamos que existían, ni aún menos imaginábamos”, afirmó.

Durante los primeros minutos de conversación, ambos trazaron una línea cronológica honesta sobre el recorrido del blockchain:  “hubo un tiempo en el que hablar de blockchain era predicar en el desierto. Tras el boom inicial, todo se diluyó en expectativas no cumplidas y miles de euros de inversión, mayormente privada, con muy poco retorno o directamente ninguno”. La tecnología blockchain “se vio arrastrada por su propio hype, poniéndose de manifiesto la Ley de Amara”, afirmó el CIO de Alastria. 

Por su parte, la inteligencia artificial (en especial la generativa), se “coló” en nuestras vidas sin pedir permiso. “La IA no necesita que la entiendas para que te sea útil. Ese es su gran superpoder frente a otras tecnologías”, apuntó Merelo. Y es que, en cuestión de muy poco tiempo, la sociedad pasó de disponer de unos chatbots “torpes” a una tecnología que a partir de un chat simple (como podría ser una app de mensajería) te permite mantener conversaciones fluidas con modelos capaces de: redactar, analizar y sintetizar la información a un nivel nunca antes visto, con una fluidez tan natural que prácticamente es imposible diferenciarla de un ser humano, pudiendo pasar con creces el “Test de Turing”. 

La IA generativa: poderosa pero peligrosa a partes iguales

Está claro que la Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse, y no ahora, sino desde hace tiempo. Es cierto que la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) ha dado el salto de calidad necesario para ir asumiendo cada vez más protagonismo en el día a día de las personas de a pie. Pero ahí es donde radica uno de sus principales peligros. De hecho, Julio Merelo afirma del peligro que existe en esta dicotomía sobre la IA, ya que “no es lo mismo que la IA te haga las cosas, a hacer las cosas con la IAG. Cuando delegamos ciegamente en ella, dejamos de aprender y nos volvemos vulnerables, ya que nos estamos dejando llevar por la tecnología en vez de impulsarnos a través de ella”, reconoció. Esta distinción es fundamental para entender el nuevo rol de las personas en toda esta maquinaria y engranaje tecnológico.  

Para explicar mejor esta disyuntiva (cada vez más vista en los empleados o en el día a día en general), nuestro CEO usó una situación dada en una viñeta: “un trabajador usa IA para redactar un informe urgente que debe presentar a su jefe por la noche. El jefe, que lo recibe a las once no tiene tiempo de leerlo, por lo que le pide a la misma IA que lo generó, que se lo resuma”, explicó Merelo. ¿La conclusión de ella? “El output de uno se convierte en el input del otro. Ambos usan la misma tecnología sin interactuar con el contenido. ¿Es eficiente? Si, pero también es una trampa “mortal” si no hay un pensamiento crítico y creativo que conecte con el contexto, la sabiduría, las emociones y el conocimiento humano”, sentencia.

Referencia a un caso de la IA

Blockchain como escudo de la IA

Y es que en plena era de la desinformación y el peligro de llegar tan fácil a tantas base de datos es la seguridad que “pueda darnos”. Es por eso por lo que Julio Merelo nos recuerda que “la gran virtud del blockchain es su capacidad para garantizar la autenticidad y trazabilidad de los datos” a lo que quiso añadir, “nos encontramos en un mundo cada vez más automatizado donde la IA toma decisiones sin que entendamos su lógica interna, por lo que poder contar con un sistema que certifique el origen y la integridad de esa información se vuelve vital”.

Blockchain no es inteligente, es una tecnología pull, reactiva que está a la espera de ser invocada a través de eventos. Eso sí, hace algo que ninguna otra puede: generar confianza sin necesidad de intermediarios, sin conocer a los pares, simplemente basándose en las mismas reglas del juego que todos aceptan a través del protocolo de consenso de la red”, explica, siendo aquí donde convergen ambas: la IA propone soluciones y la red de blockchain verifica que todas esas soluciones que propone son auténticas y no manipuladas, certificando el origen y la fecha de emisión de forma inalterable.

Caso de éxito: diagnóstico del 93% de los casos odontológicos

Julio se sintió orgulloso cuando expuso uno de los casos prácticos que mejor ejemplifica este binomio: IAG + blockchain. Esta iniciativa pionera en España está liderada por Alastria, Clínicas Cleardent, Protección Digital y Wavext en el ámbito de la salud bucodental. Se trata de un sistema de IAG capaz de analizar radiografías odontológicas y emitir diagnósticos con una fiabilidad del 93% sin necesidad de intervención presencial del odontólogo, solo para la parte de contraste y verificación.

“Para llegar a ella se preanalizaron 1,5 millones de ortopantomografías, de las cuales se seleccionaron unas 1.500 que contaban con un diagnóstico validado y un seguimiento clínico. Con eso se estrenó un modelo de IA que, sin intervención humana, puede predecir tratamientos, pasos y posibles complicaciones”, explicó Julio en el podcast.

Pero de todo lo que contó, lo más revolucionario no es sólo la precisión, si no la verificación. “Cada imagen, cada modelo y cada resultado está certificado por blockchain, lo que garantiza que no ha habido manipulaciones y que el proceso es transparente y auditado”, aclaró Merelo, haciendo especial hincapié en que esta aplicación es “especialmente útil en zonas rurales o de difícil acceso, donde no hay clínicas dentales”. Además, quiso aclarar que “un higienista puede tomar la imagen y un sistema IAG tanto remota como Edge, hace el resto. Eso sí, siempre con supervisión médica durante la fase de madurez del sistema”.

El talento, el gran cuello de botella

Con todas estas oportunidades sobre la mesa, el gran problema entonces no reside en la tecnología, si no en la falta de profesionales preparados. “En los próximos diez años se necesitarán más de 30 millones de trabajadores cualificados en tecnología. A día de hoy, desgraciadamente no llegamos ni al 15% de esa cifra”, advirtió Merelo.

Por lo tanto, la solución pasa irremediablemente por una formación accesible, por la reconversión profesional y una visión inclusiva de la tecnología. “No hace falta ser ingeniero, solo tener ganas de aprender y una actitud abierta”, aconsejó a los usuarios presentes en el streaming Julio.

Moverse o quedarse quieto

Tras la charla entre ambos, llegó el turno de las preguntas de los espectadores, que hicieron hincapié en los numerosos temas tratados, además de la tokenización, gemelos digitales y el futuro de Europa bajo el Euro digital.

Con todas las preguntas respondidas, el CEO de Wavext y CIO de Alastria quiso dejar un símil de cómo estas tecnologías nos ayudan en nuestra vida:

Estas tecnologías son como una cinta transportadora en el aeropuerto. Se pueden coger cuatro caminos: subirte y quedarte quieto, ir andando normal, caminar sobre ella y correr. Al final, quien corre ayudado por la tecnología llegará mucho más lejos con un poco de esfuerzo”.  Por lo que, aquí no se trata de elegir entre blockchain o IA, se trata de entender que juntas pueden mejorar todos los procesos, industrias y vidas, aprovechando que vivimos donde vivimos ya que si, para sorpresa de muchos, “España está tomando posiciones para liderar esa revolución silenciosa”, sentenció Merelo.

Si quieres ver la entrevista completa no dudes en visitar el link del canal de Chainlink en español